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Capítulo 21º - El zulo

Capítulo 21º - El zulo

Ya está, el matadero sólo era una pista, la clave estaba en la nave anexa, allí ocurrió todo, y posiblemente allí esté Andrea. Un poco mareado ya con tanto viajecito, Víctor volvió al polígono industrial. No había ningún coche aparcado, y sólo se atisbaba el murmullo del aire al rozar con los viejos trozos de hojalata.
Víctor entró en la nave contigua al matadero. Abrió la puerta, que se notaba que llevaba cerrada mucho tiempo. El ambiente viciado de aquel sitio era insoportable, sus pulmones no llegaban a transformar en oxígeno lo que era una peste inmunda.

Encendió la linterna que había llevado al lugar, y comenzó a investigar la nave palmo a palmo. Cuando Víctor estaba a punto de rendirse y de marcharse de nuevo a casa, algo le sobresaltó. Había encontrado un zulo pequeño, con la puerta abierta. Entró adentro, y sólo había unas sucias sábanas y una palangana con buahhh!, mierda.
Podría ser que Andrea hubiese estado retenida allí, y que hubiese sido trasladada temporalmente. Víctor, entonces, decidió esperar acurrucado en un rincón a la espera de su hija y de su captor.

Capítulo 20º -Susurros

Capítulo 20º -Susurros

Víctor cogió el coche de nuevo y marchó de nuevo hacia su casa. Puso el cd de Alaska para recordar aquellos explosivos 80, y las lágrimas bajaron por sus mofletes. ¿Qué paso en aquella década que le marcara para toda su existencia? Parecía como si estuviera pagando ahora por un error del pasado, y quería saber cuál era.
Entró en casa de nuevo y acomodó a Juan en la bañera llena de hielos. Y como toque romanticón, colocó una amapola en el pecho de su gran amigo. Esto no quedará así, gritó Víctor en su interior.

"Estoy en una fiesta en una fábrica abandonada. Están pinchando el último éxito de Alaska, todo un himno para la juventud adquirida en la transición. Bailo el mejor de todos, soy el rey de la pista. Una mujer se me acerca y me susurra algo al oído. Me coge de la mano, me tiene hechizado. Vamos a otra nave anexa a ésta. Olor a sangre, olor a pasión. Luego me deja tirado allí, esto no funcionaría en la vida, soy una mujer libre, no me gustan las ataduras, susurra. Hasta la próxima"

Cuando Víctor volvió a la realidad, se encontraba tirado en el suelo de la cocina. ¿Qué me ha pasado, dónde he estado? pensó el protagonista

CAPÍTULO 16- Una visita inesperada

CAPÍTULO 16- Una visita inesperada

La cabeza de Víctor estaba llena de pequeños clavos punzantes que rodaban y rodaban sin cesar. La noche anterior se pasó con el alcohol, y sus neuronas lo notaron. Víctor José comenzó a sentir de una manera diferente, todos los sentidos perdieron su agudeza, se atrofiaron. La ducha le había limpiado por fuera, pero por dentro, Víctor estaba podrido. ¿Cómo podía rescatar a su hija si no sabía ni cuidarse él mismo?
Lo que ayer era un horizonte nuevo con su hija en cabeza, ahora era un querer y no poder. Víctor intentó salir de su casa y continuar la búsqueda de la hija prodiga, pero una cosa tan nimia como atravesar un pasillo se convirtió para él en un suplicio. Le fallaban las piernas y tenía que apoyarse en las paredes para no romperse los negros dientes con el suelo. Era un puto lisiado.

"Ding-dong"
-Víctor, ABRE LA PUERTA, CORRE!!!- gritó Juan desde el otro lado de la puerta.
-Ya voy, ya.
-Corre, date prisa!!! Ah, noooooo!!! ¡BAM!

Capítulo 14- Buenas noticias.

Capítulo 14- Buenas noticias.

Justo cuando la inconsciencia estaba a punto de apoderarse de Víctor José, se le adelantó el teléfono celular. A Víctor José le costó reaccionar. Sus músculos no obedecían las órdenes de su cerebro. Al décimo tono, cuando ya la mano situada al otro lado de la línea telefónica se disponía a darse por vencida, Víctor apretó el botón verde de su móvil. Se acercó el aparato al oído, pero por más que lo intentó, no logró articular palabra alguna.

-¿Víctor, estás ahí? -preguntó Juan.

El intento de respuesta afirmativa que obtuvo consistió en un desagradable sonido gutural. Juan suspiró decepcionado, consciente de que Víctor había vuelto a romper su promesa de dejar el alcohol.

-Está bien, no voy a decirte otra vez el daño que te estás haciendo -empezó a decir Juan-. Tú verás lo que haces. Yo sólo te llamaba para decirte que he encontrado a tu hija y a su novio Ricardo. Cuando estés en condiciones de hablar y razonar, llámame.

Un pitido intermitente sustituyó a la voz de Juan y Víctor José dejó caer el teléfono al suelo. Había procesado la información de Juan, pero su cerebro era incapaz de dar ninguna orden a su cuerpo.

Capítulo 15- Distorsionado

Capítulo 15- Distorsionado

Víctor José se despertó varias horas después. Tras situarse, hizo memoria y recordó haber recibido dos llamadas telefónicas. Estaba confuso, algo no le cuadraba. ¿Acaso había soñado alguna de las dos llamadas?, ¿acaso ninguna era real?, ¿quizás ambas fuesen verdaderas y su hija no estuviese secuestrada como él había pensado recientemente? Porque si Juan hubiese averiguado que su hija estaba secuestrada se lo habría comunicado. En fin, el caso es que le habían citado y debía acudir.

Se duchó con agua fría. Deseaba que el agua gélida limpiase también su conciencia, maltrecha después de haber recaído de forma tan contundente en las garras del alcohol. Cuando hubo estado limpio y con la mente despejada se dispuso a marcharse. Algo le decía que aquella difícil situación que estaba viviendo y que tanto le angustiaba estaba cerca de concluir...

CAPÍTULO 13º-LLAMADAS NOCTURNAS

CAPÍTULO 13º-LLAMADAS NOCTURNAS

Aquella botella de whiskie barato le estaba matando. Víctor estuvo toda la noche sentado en la mesa de la cocina, acompañado por una bonita botella verde que le tapaba los huecos más secos y agrios de su alma.
No podía seguir así, su vida era una puta mierda, no valía nada. Ésa fue la conclusión que Víctor sacó después de varias horas de deliberación etílica.
De pronto, el teléfono comenzó a sonar. No podía ser, eran las cinco y treinta y ocho. Joder, vuelve la garganta profunda, pensó Víctor.
-Aló?
-...
-¿Quién eres cabrón? ¿Qué le estáis haciendo a mi hija, vellacos?
-tsss. Calma Víctor, no hace falta ponerse serios. En los 80 no tenías ese genio, eh? Lo que puede llegar a hacer el alcohol. Escucha, vete mañana por la tarde al viejo matadero. No te preocupes, Víctor, que todo esto no es tan extraño como parece, poco a poco comenzarás a recordar...

Capitulo 12º- La Bebida

Capitulo 12º- La  Bebida

Cargado con un par de botellas se dirigió a su casa, asi podré estar más tranquilo y sacar conclusiones de todo esto-pensó-pero la realidad era totalmente diferente. Victor se encerró en su casa y empezó a beber sin sentido hasta llegar a un estado ebrio insoportable , esa era su cruz.

Victor Jose no podía con su adicción, o al menos no ponía solución y esa era la principal barrera para poder encontrar a Andrea, el era consciente de ello pero mientras el alcohol hacía estragos en su cuerpo no hallaba una dirección o un lugar que le indicase donde se hallaba su hija. De pronto le entró un momento de bajón y rompió a llorar , se encontraba triste, melancólico, desamparado y sin ningúna persona a su alrededor.

Le venían a la cabeza tiempos anteriores, tiempos mejores donde todo estaba hecho , donde no tenía que preocuparse por nada y no podía ocultar su resignación.

En cualquier caso Victor Jose era un hombre de recursos y pensó que aquel amigo lejano al que había prestado un favor años atras y que actualmente trabajaba como detective le echaría una mano, era algo para poder empezar-concluyó-

Las llamadas telefónicas eran muy confusas y al mismo tiempo amenazadoras , no podía confiar en aquella voz que conocía el paradero de su hija, al menos eso insinuaba.Quería ponerse en movimiento pero su estado ebrio no le dejaba apenas andar y apenas podia balbucear....

Capitulo 7º - El "despertar"

Capitulo 7º - El "despertar"

Aquella foto debía significar mucho para Victor Jose , después del desmayo sufrido empezó a atar cabos que le permitiesen recordar y reconstruir pasos en su vida, pero nada, no sacaba nada en claro.

Le pidió amablemente a Lucía la foto que le había dado en custodia anteriormente -esta aceptó gustosamemente- sabiendo que había guardado una foto con gran responsabilidad y esmero y que un día de estos ,que ese hombre despertase de ese "mundo" era cuestión de tiempo.

Victor Jose se levantó no sin alguna ayuda, dió muchisimas gracias a Lucía por todo lo que había aguantado durante esos años , no sin recordarle que volvería para darle noticias y agradecerle todo el cariño prestado. Se dirigió hacia la barra y en un gesto de caballerosidad comenzó a disculparse con los camareros y porteros del local ,los cuales le correspondieron con una leve sonrisa.

Tomó las llaves de su coche y arrancó sin saber a donde ir, a la policia? ,a un hospital? - ya está!, pensó- su primer destino sería su casa , allí en contraría fotografías , hojas o datos que le aclarasen todas esas lagunas que tenía en mente.

A su cabeza de pronto venían imagenes de una familia , de la cara de una mujer y una niña pero no conseguía relacionarlos, a que se débía esa amnesia temporal? Acaso había sufrido un shock después del fallecimiento de su mujer?
Se encontraba un poco triste y apesadumbrado pero con muchas ganas de recuperar ese tiempo perdido y de encontrar a esa niña de la foto.

Capitulo 9º- Buscando a Andrea

Capitulo 9º- Buscando a  Andrea

Victor Jose después de leer esa carta comprendió que el alcohol había desecho su vida. Tenía muy claro en mente que su mujer había muerto por una causa en la que él no pudo hacer nada, pero el hecho de no estar cerca de su hija cuando sólo era una niña y cuando había perdido a su madre provocó en el unos sentimientos de culpa e impotencia jamás sentidos.

Había perdido a su mujer y lo más duro de todo, su propia hija se había distanciado de él porque se refugió en la bebida y en su soledad. Todo esto era perfectamente entendible y razonable pero no estaba por la labor de echar su vida a perder y acabar en la calle como un transeunte buscando dinero para gastarlo en bebida, aquel día había recuperado la ilusión , ese golpe en la cabeza después de una intensa borrachera hizo efecto y había abierto fisuras en su maltrecha y abandonada memoria.

Comenzó por buscar en el movil, amigos, familiares, conocidos que todavía quisiesen echarle una mano a salir de su adicción y que le diesen una pista por donde empezar a buscar a Andrea.

De prontó como si alguien hubiese oido sus suplicas y plegarias sonó el movil....

Capítulo 8º- De regreso a casa

Capítulo 8º- De regreso a casa

Víctor José llegó por fin a su casa. Durante el trayecto en taxi no podía dejar de mirar la foto que le había dado Lucía. Aquella niña rubia parecía muy feliz jugando con su padre. Víctor José se sintió culpable. "Seguro que ahora esa pobre niña vive amargada por haber tenido a un inútil y desgraciado por padre", se dijo.

Cuando llegó a casa, la sesión autocompasiva del trayecto le había producido una profunda tristeza. Pensó en descorchar una botella mediovacía de whisky que vio en el botellero del salón para ahogar las penas, pero un súbito flechazo de raciocinio le hizo desechar esa idea y ponerse a buscar algo que le diese alguna pista del paradero de su hija. Después de mucho buscar sin siquiera saber qué, llegó a la conclusión de que tenía que tomar un rumbo de búsqueda más radical, así que se dispuso a rebuscar en su cubo de la basura. Allí encontró varios pedazos de papeles que parecían tener algo en común: la tinta usada y la letra del autor (o autora) eran iguales. Volcó el cubo entero en el suelo y agrupó los papelitos.

Tras una sesión componiendo el puzzle, descubrió el mensaje que ya antes había leido y descuartizado:

"Papá, ya no puedo soportar más esta situación. Desde la muerte de mamá nuestra vida familiar se ha ido descomponiendo a pasos agigantados. He tratado inútilmente de luchar por restablecer la normalidad, pero me he dado cuenta de que tú has tirado la toalla y de que no puedo hacer otra cosa que vivir mi vida al margen de ti. Siento mucho que las cosas se hayan dado así, pero he decidido irme a vivir con Ricardo. Por favor, no intentes buscarme.
Andrea".
(Continuará)

Capitulo 11º- Como un Zombie

Capitulo 11º- Como un Zombie

Alo? Víctor al habla.
"Víctor, no sabes dónde te metes. ¿Dónde está tu hija? Nosotros te lo diremos; pero, eso sí, no te impacientes. No sabes dónde te metes. No hay vuelta para atrás".

La voz se cortó, y Víctor se quedó un minuto con el teléfono pegado a la oreja, esperando a que aquella extraña y quebrada voz volviese de la ultratumba. No fue así, y Víctor tardó en asimilar el nuevo suceso. Eran muchas las cuestiones que se le pasaban por la cabeza; eran muchas, pero a la vez, se resumían en una: Andrea.
Harto de esperar, Víctor salió de su casa tres horas después de la siniestra llamada. Tal vez, pensaba él, los que han llamado vendrán a mí.

De este modo, bajó al estanco, compró unos Pall Mall, y se fumó el primer cigarro en apenas diez caladas. No sabía qué hacer, ni adónde ir, simplemente estaba. Anduvo un par de manzanas sin saber porqué, tal vez a la espera de una señal que llenara su vacío.

Víctor continuó su caminata durante media hora más. Sus pasos se semejaban a los de un zombie, a los de un no-humano. Consumía cigarrillos a un ritmo frenético, y los transeúntes bajaban las miradas conforme se cruzaban con él. Entonces, una licorería se topó en medio del camino de Víctor. Siguiendo un impulso natural, Víctor entró dentro de ella, para aliviar las penas suponía.
-Ya estás aquí. Muy bien...

Capítulo 6º- La Fotografía

Capítulo 6º- La Fotografía

Víctor José ya no sabía qué creer. Se sentía como en ese tipo de situaciones en que uno no sabe si su interlocutor le habla en serio o en broma y no puede más que tratar de descubrirlo analizando minuciosamente sus gestos, buscando un detalle que le saque de dudas. Pero los ojos de Lucía eran como un libro abierto. Aquella señorita no estaba mintiendo ni gastándole una broma. Él deseaba con todas sus fuerzas que así fuese.
Víctor José agachó la cabeza apesadumbrado. Se sentía sucio, asqueroso. No entendía cómo ni siquiera recordaba la cara de su mujer. ¿Y cómo era posible que hubiera perdido la esperanza de vivir? Porque si no ¿cómo explicar que acudiese todos los días a ese antro a beber descontroladamente? Al menos le tranquilizó saber que en ese local sólo consumía alcohol...
El caso es que las últimas palabras de Lucía habían acabado por descolocarle. ¿Qué querría decir con ese tema de buscar a una niña? ¿Acaso era padre y tampoco lo recordaba? Se sintió aún más sucio. ¿Qué clase de padre olvida que lo es?
De pronto un pitido comenzó a sonar en su oído. Lucía, el camarero, la barra, todo comenzó a inclinarse. Sintió que todo le daba vueltas, como si estuviera embriagado.
La siguiente imagen que contemplaron sus ojos fue la de una señorita zarandeándole el cuerpo y golpeándole la cara. Víctor José yacía bocarriba sobre el suelo.
-¿Dónde estoy? -preguntó.
-Tranquilo Víctor. Sólo ha sido un desmayo -le tranquilizó Lucía.
Al cabo de unos minutos y una Coca Cola con limón, Víctor José se sintió con fuerzas para afrontar la respuesta a la pregunta que tanto miedo le había dado formular.
-¿Quién es la niña que estoy buscando? -acertó por fin a preguntar.
Lucía rebuscó en su bolso hasta que encontró su cartera. De ella extrajo una foto y se la dio a Víctor José mientras le decía:
-Tú me la diste.
En la foto se veía a un hombre jugando con su hija.
(CONTINUARÁ)

Capitulo 5º- La Confesión

Capitulo 5º- La Confesión

Lucia al darse cuenta rapidamente de la dimensión del problema , decidió ir contandole poco a poco los pasos de su vida que ella confusamente conocía por boca de el.

Mira Victor José - comenzó a esgrimir Lucia con voz temblorosa- desde hace más de años vienes todas las tardes y noches a este pub y las pasas sólo bebiendo y contandome tus penas y desgracias. Como? qué desgracias! -preguntó asustado, mientras el camarero que escuchaba la conversación al otro lado de la barra ,hacía un gesto de desaprovación.

Precisamente desde que tu mujer murió en un accidente de tráfico te viste inmerso en una profunda depresión que acabó por llevarte al alcohol, y precisamente ayer te pasaste más de la cuenta tomandote "unas" , rompiste unas copas y botellas y los porteros decidieron sacarte del local- habrián llamado a un taxi y de ahí que tengas el coche aparcado afuera.

Perdoname si ayer mi comportamiento estuvo fuera de lugar -asistió con gesto apesadumbrado Victor Jose- pero no era yo, no se que pasa en mi vida- te entiendo perfectamente le respondió con voz dulce y cariñosa Lucia- y te voy a ayudar a buscar a esa niña de la que tanto me hablas...

Capítulo 4º- Afrodita

Capítulo 4º- Afrodita

-Víctor, me estás asustando -dijo preocupada la señorita-. Ayer te olvidaste aquí el coche y hoy te presentas con una pinta horrible, hablándome como si no me conocieras y preguntándome si sé qué hiciste ayer.

Víctor José no daba crédito a lo que oía. ¿De qué le conocía aquella señorita?, ¿acaso fue anteriormente un cliente asiduo de semejante establecimiento? Por un momento pensó que prefería no conocer la respuesta de esas preguntas, sobre todo de la segunda. Sin embargo la curiosidad mató al gato, y si bien a éste aún le restaban seis vidas, decidió jugárselas a una carta y preguntar sin mayor dilación:

-¿De qué me conoce usted?
-Mira Víctor -respondió la mujer-, no sé a qué estás jugando, pero no tengo tiempo para estas tonterias.

Retomó su labor de perfeccionamiento de uñas e hizo como si Víctor José no estuviera a un metro de distancia sin comprender lo que sucedía.

-Escucha -insistió Víctor José-, te juro que esto no es ninguna broma. Hoy me he despertado tal y como me ves, y no tengo la más remota idea de nada. Sé que me llamo Víctor José porque lo he visto en mi carnet de identidad. No recuerdo el más mínimo detalle de mi vida anterior.

Lucía, que así se llamaba la dama, se quedó momentáneamente paralizada hasta que levantó pausadamente la vista. La cara de Víctor José hablaba sola.
-Me estás hablando en serio, ¿verdad? -perguntó Lucía.
Víctor José asintió apesadumbrado. Lucía dejó la lima sobre la mesa, se levantó, cogió a Víctor José por el brazo y le dijo: "Ven, vamos a tomar una copa".

Se dirigieron al lugar donde el camarero continuaba secando copas.
Roberto -dijo Lucía en tono serio-, ponnos dos whiskies, y que invite la casa.
Roberto lanzó a Lucía una mirada de desaprobación a la que ésta respondió con otra de firmeza y seriedad. Roberto preparó las copas con desgana y afinando el oído.
-Soy cliente habitual de este local, ¿verdad? -preguntó Víctor José con la típica tristeza y resignación de toda pregunta que se hace conociendo la respuesta que no se desea oir.

Lucía hizo una mueca con la boca. Era consciente de la dimensión de lo que sucedía. No deseaba hacer sufrir a Víctor José, pero si quería ayudarle tendría que decirle la verdad.
(CONTINUARÁ)

Capítulo 3º- Reconstrucción de los hechos

Capítulo 3º- Reconstrucción de los hechos

Victor José se alegró de no haber olvidado las llaves de su coche en casa. Las había encontrado tiradas en el suelo, cerca de la puerta de entrada de su apartamento. En ellas vio escrita la palabra Ford, pero ni siquiera recordaba poseer un coche.

-En fin -se dijo-, a ver qué coche tengo...
Paró un taxi en mitad de la calle. El taxista, sin siquiera mirarle, le preguntó con desgana:
-¿A dónde vamos?
-A la calle Primo de Rivera. Busco el establecimiento Afrodita.

Al oir eso, el taxista levantó la mirada hacia el retrovisor y encontró la triste y pobre mirada de Victor José, pero prefirió fijarse en su labio partido, su desaliñe y su apariencia de haber resucitado recientemente.
-Si es que siempre me tocan los más raros -masculló el taxista mientras volteaba con la lengua el palillo que llevaba en el lateral de su boca.

-¿Conoce ese local? -se interesó Victor José.
-Sé donde está.

Victor José se percató de que el taxista no estaba de buen humor y decidió dedicarse a ver pasar el mundo a través de la ventanilla. Apoyó su cabeza en el cristal y en el respaldo. Le relajaba notar el rebote de su cabeza contra el cristal. Aquella película a cámara rápida contribuía al estado de relajación que le embriagaba.
Victor José se despertó sobresaltado por un gruñido.

-¡Son doce euros! -le gritó el taxista.

Le costó reconocer aquel rostro embrutecido. Se incorporó mientras miraba a través de la ventanilla tratando de reconocer aquella localización. Sacó su cartera y pagó al taxista.

Las luces de neón con las que estaba escrita la palabra "Afrodita" le revelaron la naturaleza de aquel local. Miró al otro lado de la calle y vio varios coches apracados. Sacó la llave del suyo y apretó el botón de apertura. "Bip, bip". Unos destellos fugaces de los intermitentes acompañaron el doble pitido que delataba cuál era su coche.
"Bip". Victor José cerró nuevamente el coche y se dirigió decididamente a averiguar qué le había pasado.

En cuanto cruzó la puerta el día se convirtió en noche. La oscuridad era tal que sus ojos tardaron varios segundos en acostumbrarse a tan baja iluminación. Pudo ver claramente una barra (pues ahí la iluminación estaba un poco más alta) y, tras ella, un corpulento camarero. Se dirigió hacia él.

-Hola -el camarero respondió con un movimiento de cabeza-, deseo hablar con la chica que antes me contestó al teléfono.
Sin soltar el vaso que estaba secando con un trapo el camarero señaló hacia una señorita que se arreglaba las uñas sentada tras una mesa. Victor José se dirigió lentamente hacia allí.

-Hola -dijo.
La señorita levantó su cabeza y sonrió efusivamente mostrando el chicle que atrapaban sus dientes mientras decía un agudo "¡hola!". Aunque su sonrisa pronto se tornó en una desagradable mueca en cuanto examinó el aspecto de Victor José.
-Soy el que ha llamado antes- explicó Victor José.
-Ya lo sé -respondió la señorita-. ¿Qué te ha pasado?
-Por eso estoy aquí. Quiero saber qué hice aquí ayer.
La señorita le miró con cara de incredulidad.
-¿Me está tomando el pelo?- pensó para sí.

(CONTINUARÁ...)

Capitulo 2º- La resaca de Victor

Capitulo 2º- La resaca de Victor

Aterrorizado, Víctor José no sabía por dónde empezar. ¿Qué cojones había hecho esa noche? ¿Con quién salí? ¿Por qué coño me han puesto el nombre de Victor José, nombre hortera donde los halla?
De pronto, se le ocurrió una idea. El desdentado Víctor José se dirigió al "hall" en busca de su gabardina. La prenda estaba casi en peor estado que su persona; que ya es decir. Introdujo el muñón que tenía como mano en uno de los bolsillos y sacó el teléfono móvil.
Este objeto sería indispensable para atar cabos sueltos. Encendió el celular y vio cómo tenía varias llamadas perdidas de números que no tenía almacenados en su tarjeta SIM. Mosqueado, Vicente José llamó a uno de ellos.
-Afrodita , dígame?- respondió una sensual voz.
-Hola, soy Vicente José Morales, y me he despertado esta mañana y tenía una llamada sin contestar de este número- espeté.
-Ahh!, ya me acuerdo- respondió aquella voz-. Sí, le hemos llamado para avisarle que anoche usted se dejó el coche aparcado en el parking de nuestro establecimiento.
-No jodas¡¡¡- exclamé-. ¿Podría facilitarme la dirección de su local? Es que no me acuerdo exactamente de la calle.
A la mujer se le saltó por un instante la risa.
Con la dirección en la mano, acudí al local Afrodita, que se encontraba en la calle Primo de Rivera. Aquel nombre me había hecho suponer que se trataba de una floristería, pero mis especulaciones se vinieron abajo nada más avistar el dichoso local. (Continuará...)

Capítulo 1º- Sin sentido

Capítulo 1º- Sin sentido

Aquel día era domingo. Una de ésas tristes y grises tardes de resaca dominguera. Victor José yacía bocabajo en el suelo de su habitación. Cuando despertó, notó que su mejilla sentía frío. El típico frescor que siente la piel cuando está húmeda. Al despegar la cabeza del suelo, advirtió que un hilo viscoso se extendía desde su cara hasta el charco de vómito sobre el que había descansado su cabeza la noche anterior. Las arcadas que le produjo ese olor y esa sensación le obligaron a levantarse de un salto y salir corriendo hacia el baño. Pero la falta de reflejos propia de su estado le llevó a afirmar el pie sobre el mismo charco que le había servido de almohada. Victor José voló por los aires y fue a estrellarse de cabeza contra el armario.

Cuando recobró el conocimiento, Victor José trató de recordar lo sucedido. Todo le daba vueltas. No comprendía cómo había llegado a aquella situación. Ni siquiera era capaz de decir qué había hecho la noche anterior. La cabeza le dolía mucho. Se tocó la frente y notó un bulto. Miró su cuerpo. ¿Por qué estaba vestido?, ¿por qué tenía un chichón en la frente?, ¿por qué había un charco de vómito difuminado a un metro de donde él se encontraba? y ¿era suya la sangre que manchaba sus manos y su jersey?Tanta confusión le desbordaba. Tenía demasiadas preguntas sin respuesta y, lo que es aún más inquietante, no había nadie que pudiera responderlas.

Se incorporó. Le dolía todo el cuerpo. Arrastrando los pies y semiencorvado se dirigió al cuarto de baño. Abrió el grifo y comenzó a lavarse las manos. El agua dejó de ser incolora de forma inmediata. El rojo inundaba el lavabo. Victor José se quedó inmóvil ante aquella estampa. Alzó la vista y sus ojos se cruzaron con los de un desconocido que le miraba atónito. Aquel rostro le resultaba ajeno, pero era su reflejo en el espejo. Le costó reconocerse, y deseó no haberse reconocido, pues ahora veía que la sangre también había corrido por su barbilla proveniente de su boca. Sumergió su cara bajo el chorro incoloro y se enjuagó la boca intensamente hasta que el agua volvió a ser insípida. Levantó despacio su cabeza para contemplar nuevamente su rostro. El agua corría por su cara. Se miró en el espejo. Ahora parecía tener mejor aspecto. Abrió la boca y se horrorizó al comprobar que le faltaban un incisivo y un colmillo... (CONTINUARÁ)

XIX EL JUGUETE DEL POBRE (Charles Baudelaire)

XIX EL JUGUETE DEL POBRE   (Charles Baudelaire)

(...)En una calle, detrás de la reja de un amplio jardín, donde surgía la blancura de un lindo castillo bañado por el sol, había un chico hermoso y fresco, vestido con un traje de campo lleno de coquetería.
El lujo, la despreocupación y el cotidiano espectáculo de la riqueza, pone tan lindos a estos niños que parecen hechos de distinta pasta que los hijos de la medianía o la pobreza. Cerca, sobre el pasto, había un muñeco espléndido, nuevo como su dueño, barnizado, dorado, vestido de púrpura y cubierto de plumitas y brillos. Pero el chico en vez de distraerse con su juguete preferido, observaba lo siguiente.
Del otro lado de la reja, en la calle, entre cardos y hortigas, había otro chico, sucio, raquítico, negro, hijo de paria en quien una mirada imparcial encontraría belleza -como el conocedor intuye una pintura genial bajo un barniz de carrocería- limpiándole la repugnante pátina de miseria.
A través de los barrotes simbólicos que separan ambos mundos, la calle y el castillo, el chico pobre mostraba al rico su propio juguete, que éste observaba ávido, como un objeto raro y desconocido. ¡El juguete que el pequeño zaparrastroso provocaba, agitaba y sacudía, era una rata viva! Sin duda para economizar, los padres habían sacado el juguete de la vida misma.

Los dos chicos se reían juntos, fraternalmente,con dientes de idéntica blancura.

MALDITAS MUSARAÑAS

MALDITAS MUSARAÑAS

Las musarañas no son arañas, tampoco son unas partidas de mus que juegan los amiguetes en el bar de la esquina.
Las musarañas son animales nocturnos muy extendidos en Tierra Estella(Navarra). Tienen forma de perro de caza, y emiten sonidos simlares a los grillos. Por eso, si algún día te ves obligado a pasar la noche en esta zona, cierra las tuberías de tu casa con el primer atisbo de grillo.
Un día, en fiestas de Mañeru, una pequeña localidad cercana a Puente la Reina, una niña desapareció cuando todo el pueblo estaba en la verbena. Tras días de búsqueda, un anciano del lugar encontró al cuerpo de la chiquilla sin vida en unas cuevas cercanas a Mañeru. Su delicado rostro tenía unas extrañas marcas en la nariz y en las orejas.
-Han vuelto las musarañas; no hay duda de que han sido ellas-pensó el anciano, y corrió hacia el pueblo para dar cuenta del suceso.
Una vez reunidos todos los habitantes de pueblo, se repartieron los cazamusarañas y partieron a las viejas cuevas de Moria. Los cazamusarañas son unos artilugios diabólicos que emiten un sonido que revienta a estos seres. Estas armas llevaban decenios guardados en la ermita de Mañeru, esperando a que volvieran las malditas musarañas para descargar su potencia contra ellas.
De este modo, todo Mañeru, desde los más viejos hasta las pequeñas criaturas, entró en Moria. De súbito, un enjambre de musarañas se echó encima de los humanos, devorando a la mitad del ejercito de Mañeru. Pero Aitor, hijo de Isidro, reaccionó, y con su matamusarañas, aniquiló a todas ellas, jurando que jamás volvería ninguna musaraña a aparecer por Mañeru.

Jack 'el DESTRIPADOR' eran varios asesinos

Jack 'el DESTRIPADOR' eran varios asesinos

Ésta es la hipótesis de un detective retirado británico que después de pasar más de diez años estudiando el caso, concluyó que más de una persona cometió los horrorosos crímenes atribuidos a Jack "el destripador".

Trevor Marriot planteó como prueba a favor de su conclusión el caso de dos asesinatos en los cuales las víctimas fueron descubiertas con una diferencia de apenas 12 minutos.

"Es altamente improbable que el asesino se haya detenido después del primer asesinato a dar muerte a otra víctima, en un lapso tan breve", afirmó Marriot.

El ex detective, quien trabajaba para la policía del condado inglés de Bedforshire, hizo estos comentarios durante una presentación en la ciudad de Londonderry, en Irlanda del Norte.

Marriot se dedicó a investigar los pasos de ".Jack "el Destripador" durante 10 años. A Jack se le atribuye la misteriosa muerte de 5 prostitutas en el barrio de Whitechapel, en Londres, ocurridas hace más de 100 años.

Durante su ponencia en la Universidad de Ulster, Marriot cuestionó la identidad de muchos de los sospechosos que fueron apareciendo con el pasar de los años. "La mayoría de ellos no merece siquiera que se les califique de sospechosos".