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Capítulo 1º- Sin sentido

Capítulo 1º- Sin sentido Aquel día era domingo. Una de ésas tristes y grises tardes de resaca dominguera. Victor José yacía bocabajo en el suelo de su habitación. Cuando despertó, notó que su mejilla sentía frío. El típico frescor que siente la piel cuando está húmeda. Al despegar la cabeza del suelo, advirtió que un hilo viscoso se extendía desde su cara hasta el charco de vómito sobre el que había descansado su cabeza la noche anterior. Las arcadas que le produjo ese olor y esa sensación le obligaron a levantarse de un salto y salir corriendo hacia el baño. Pero la falta de reflejos propia de su estado le llevó a afirmar el pie sobre el mismo charco que le había servido de almohada. Victor José voló por los aires y fue a estrellarse de cabeza contra el armario.

Cuando recobró el conocimiento, Victor José trató de recordar lo sucedido. Todo le daba vueltas. No comprendía cómo había llegado a aquella situación. Ni siquiera era capaz de decir qué había hecho la noche anterior. La cabeza le dolía mucho. Se tocó la frente y notó un bulto. Miró su cuerpo. ¿Por qué estaba vestido?, ¿por qué tenía un chichón en la frente?, ¿por qué había un charco de vómito difuminado a un metro de donde él se encontraba? y ¿era suya la sangre que manchaba sus manos y su jersey?Tanta confusión le desbordaba. Tenía demasiadas preguntas sin respuesta y, lo que es aún más inquietante, no había nadie que pudiera responderlas.

Se incorporó. Le dolía todo el cuerpo. Arrastrando los pies y semiencorvado se dirigió al cuarto de baño. Abrió el grifo y comenzó a lavarse las manos. El agua dejó de ser incolora de forma inmediata. El rojo inundaba el lavabo. Victor José se quedó inmóvil ante aquella estampa. Alzó la vista y sus ojos se cruzaron con los de un desconocido que le miraba atónito. Aquel rostro le resultaba ajeno, pero era su reflejo en el espejo. Le costó reconocerse, y deseó no haberse reconocido, pues ahora veía que la sangre también había corrido por su barbilla proveniente de su boca. Sumergió su cara bajo el chorro incoloro y se enjuagó la boca intensamente hasta que el agua volvió a ser insípida. Levantó despacio su cabeza para contemplar nuevamente su rostro. El agua corría por su cara. Se miró en el espejo. Ahora parecía tener mejor aspecto. Abrió la boca y se horrorizó al comprobar que le faltaban un incisivo y un colmillo... (CONTINUARÁ)

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