Capítulo 8º- De regreso a casa
Víctor José llegó por fin a su casa. Durante el trayecto en taxi no podía dejar de mirar la foto que le había dado Lucía. Aquella niña rubia parecía muy feliz jugando con su padre. Víctor José se sintió culpable. "Seguro que ahora esa pobre niña vive amargada por haber tenido a un inútil y desgraciado por padre", se dijo.
Cuando llegó a casa, la sesión autocompasiva del trayecto le había producido una profunda tristeza. Pensó en descorchar una botella mediovacía de whisky que vio en el botellero del salón para ahogar las penas, pero un súbito flechazo de raciocinio le hizo desechar esa idea y ponerse a buscar algo que le diese alguna pista del paradero de su hija. Después de mucho buscar sin siquiera saber qué, llegó a la conclusión de que tenía que tomar un rumbo de búsqueda más radical, así que se dispuso a rebuscar en su cubo de la basura. Allí encontró varios pedazos de papeles que parecían tener algo en común: la tinta usada y la letra del autor (o autora) eran iguales. Volcó el cubo entero en el suelo y agrupó los papelitos.
Tras una sesión componiendo el puzzle, descubrió el mensaje que ya antes había leido y descuartizado:
"Papá, ya no puedo soportar más esta situación. Desde la muerte de mamá nuestra vida familiar se ha ido descomponiendo a pasos agigantados. He tratado inútilmente de luchar por restablecer la normalidad, pero me he dado cuenta de que tú has tirado la toalla y de que no puedo hacer otra cosa que vivir mi vida al margen de ti. Siento mucho que las cosas se hayan dado así, pero he decidido irme a vivir con Ricardo. Por favor, no intentes buscarme.
Andrea".
(Continuará)
Cuando llegó a casa, la sesión autocompasiva del trayecto le había producido una profunda tristeza. Pensó en descorchar una botella mediovacía de whisky que vio en el botellero del salón para ahogar las penas, pero un súbito flechazo de raciocinio le hizo desechar esa idea y ponerse a buscar algo que le diese alguna pista del paradero de su hija. Después de mucho buscar sin siquiera saber qué, llegó a la conclusión de que tenía que tomar un rumbo de búsqueda más radical, así que se dispuso a rebuscar en su cubo de la basura. Allí encontró varios pedazos de papeles que parecían tener algo en común: la tinta usada y la letra del autor (o autora) eran iguales. Volcó el cubo entero en el suelo y agrupó los papelitos.
Tras una sesión componiendo el puzzle, descubrió el mensaje que ya antes había leido y descuartizado:
"Papá, ya no puedo soportar más esta situación. Desde la muerte de mamá nuestra vida familiar se ha ido descomponiendo a pasos agigantados. He tratado inútilmente de luchar por restablecer la normalidad, pero me he dado cuenta de que tú has tirado la toalla y de que no puedo hacer otra cosa que vivir mi vida al margen de ti. Siento mucho que las cosas se hayan dado así, pero he decidido irme a vivir con Ricardo. Por favor, no intentes buscarme.
Andrea".
(Continuará)
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