Blogia
Atrapa2

Fermín Elizari

Capítulo 21º - El zulo

Capítulo 21º - El zulo Ya está, el matadero sólo era una pista, la clave estaba en la nave anexa, allí ocurrió todo, y posiblemente allí esté Andrea. Un poco mareado ya con tanto viajecito, Víctor volvió al polígono industrial. No había ningún coche aparcado, y sólo se atisbaba el murmullo del aire al rozar con los viejos trozos de hojalata.
Víctor entró en la nave contigua al matadero. Abrió la puerta, que se notaba que llevaba cerrada mucho tiempo. El ambiente viciado de aquel sitio era insoportable, sus pulmones no llegaban a transformar en oxígeno lo que era una peste inmunda.

Encendió la linterna que había llevado al lugar, y comenzó a investigar la nave palmo a palmo. Cuando Víctor estaba a punto de rendirse y de marcharse de nuevo a casa, algo le sobresaltó. Había encontrado un zulo pequeño, con la puerta abierta. Entró adentro, y sólo había unas sucias sábanas y una palangana con buahhh!, mierda.
Podría ser que Andrea hubiese estado retenida allí, y que hubiese sido trasladada temporalmente. Víctor, entonces, decidió esperar acurrucado en un rincón a la espera de su hija y de su captor.

Capítulo 20º -Susurros

Capítulo 20º -Susurros Víctor cogió el coche de nuevo y marchó de nuevo hacia su casa. Puso el cd de Alaska para recordar aquellos explosivos 80, y las lágrimas bajaron por sus mofletes. ¿Qué paso en aquella década que le marcara para toda su existencia? Parecía como si estuviera pagando ahora por un error del pasado, y quería saber cuál era.
Entró en casa de nuevo y acomodó a Juan en la bañera llena de hielos. Y como toque romanticón, colocó una amapola en el pecho de su gran amigo. Esto no quedará así, gritó Víctor en su interior.

"Estoy en una fiesta en una fábrica abandonada. Están pinchando el último éxito de Alaska, todo un himno para la juventud adquirida en la transición. Bailo el mejor de todos, soy el rey de la pista. Una mujer se me acerca y me susurra algo al oído. Me coge de la mano, me tiene hechizado. Vamos a otra nave anexa a ésta. Olor a sangre, olor a pasión. Luego me deja tirado allí, esto no funcionaría en la vida, soy una mujer libre, no me gustan las ataduras, susurra. Hasta la próxima"

Cuando Víctor volvió a la realidad, se encontraba tirado en el suelo de la cocina. ¿Qué me ha pasado, dónde he estado? pensó el protagonista

CAPÍTULO 16- Una visita inesperada

CAPÍTULO 16- Una visita inesperada La cabeza de Víctor estaba llena de pequeños clavos punzantes que rodaban y rodaban sin cesar. La noche anterior se pasó con el alcohol, y sus neuronas lo notaron. Víctor José comenzó a sentir de una manera diferente, todos los sentidos perdieron su agudeza, se atrofiaron. La ducha le había limpiado por fuera, pero por dentro, Víctor estaba podrido. ¿Cómo podía rescatar a su hija si no sabía ni cuidarse él mismo?
Lo que ayer era un horizonte nuevo con su hija en cabeza, ahora era un querer y no poder. Víctor intentó salir de su casa y continuar la búsqueda de la hija prodiga, pero una cosa tan nimia como atravesar un pasillo se convirtió para él en un suplicio. Le fallaban las piernas y tenía que apoyarse en las paredes para no romperse los negros dientes con el suelo. Era un puto lisiado.

"Ding-dong"
-Víctor, ABRE LA PUERTA, CORRE!!!- gritó Juan desde el otro lado de la puerta.
-Ya voy, ya.
-Corre, date prisa!!! Ah, noooooo!!! ¡BAM!

CAPÍTULO 13º-LLAMADAS NOCTURNAS

CAPÍTULO 13º-LLAMADAS NOCTURNAS Aquella botella de whiskie barato le estaba matando. Víctor estuvo toda la noche sentado en la mesa de la cocina, acompañado por una bonita botella verde que le tapaba los huecos más secos y agrios de su alma.
No podía seguir así, su vida era una puta mierda, no valía nada. Ésa fue la conclusión que Víctor sacó después de varias horas de deliberación etílica.
De pronto, el teléfono comenzó a sonar. No podía ser, eran las cinco y treinta y ocho. Joder, vuelve la garganta profunda, pensó Víctor.
-Aló?
-...
-¿Quién eres cabrón? ¿Qué le estáis haciendo a mi hija, vellacos?
-tsss. Calma Víctor, no hace falta ponerse serios. En los 80 no tenías ese genio, eh? Lo que puede llegar a hacer el alcohol. Escucha, vete mañana por la tarde al viejo matadero. No te preocupes, Víctor, que todo esto no es tan extraño como parece, poco a poco comenzarás a recordar...

Capitulo 11º- Como un Zombie

Capitulo 11º- Como un Zombie Alo? Víctor al habla.
"Víctor, no sabes dónde te metes. ¿Dónde está tu hija? Nosotros te lo diremos; pero, eso sí, no te impacientes. No sabes dónde te metes. No hay vuelta para atrás".

La voz se cortó, y Víctor se quedó un minuto con el teléfono pegado a la oreja, esperando a que aquella extraña y quebrada voz volviese de la ultratumba. No fue así, y Víctor tardó en asimilar el nuevo suceso. Eran muchas las cuestiones que se le pasaban por la cabeza; eran muchas, pero a la vez, se resumían en una: Andrea.
Harto de esperar, Víctor salió de su casa tres horas después de la siniestra llamada. Tal vez, pensaba él, los que han llamado vendrán a mí.

De este modo, bajó al estanco, compró unos Pall Mall, y se fumó el primer cigarro en apenas diez caladas. No sabía qué hacer, ni adónde ir, simplemente estaba. Anduvo un par de manzanas sin saber porqué, tal vez a la espera de una señal que llenara su vacío.

Víctor continuó su caminata durante media hora más. Sus pasos se semejaban a los de un zombie, a los de un no-humano. Consumía cigarrillos a un ritmo frenético, y los transeúntes bajaban las miradas conforme se cruzaban con él. Entonces, una licorería se topó en medio del camino de Víctor. Siguiendo un impulso natural, Víctor entró dentro de ella, para aliviar las penas suponía.
-Ya estás aquí. Muy bien...

Capitulo 2º- La resaca de Victor

Capitulo 2º- La resaca de Victor Aterrorizado, Víctor José no sabía por dónde empezar. ¿Qué cojones había hecho esa noche? ¿Con quién salí? ¿Por qué coño me han puesto el nombre de Victor José, nombre hortera donde los halla?
De pronto, se le ocurrió una idea. El desdentado Víctor José se dirigió al "hall" en busca de su gabardina. La prenda estaba casi en peor estado que su persona; que ya es decir. Introdujo el muñón que tenía como mano en uno de los bolsillos y sacó el teléfono móvil.
Este objeto sería indispensable para atar cabos sueltos. Encendió el celular y vio cómo tenía varias llamadas perdidas de números que no tenía almacenados en su tarjeta SIM. Mosqueado, Vicente José llamó a uno de ellos.
-Afrodita , dígame?- respondió una sensual voz.
-Hola, soy Vicente José Morales, y me he despertado esta mañana y tenía una llamada sin contestar de este número- espeté.
-Ahh!, ya me acuerdo- respondió aquella voz-. Sí, le hemos llamado para avisarle que anoche usted se dejó el coche aparcado en el parking de nuestro establecimiento.
-No jodas¡¡¡- exclamé-. ¿Podría facilitarme la dirección de su local? Es que no me acuerdo exactamente de la calle.
A la mujer se le saltó por un instante la risa.
Con la dirección en la mano, acudí al local Afrodita, que se encontraba en la calle Primo de Rivera. Aquel nombre me había hecho suponer que se trataba de una floristería, pero mis especulaciones se vinieron abajo nada más avistar el dichoso local. (Continuará...)

MALDITAS MUSARAÑAS

MALDITAS MUSARAÑAS Las musarañas no son arañas, tampoco son unas partidas de mus que juegan los amiguetes en el bar de la esquina.
Las musarañas son animales nocturnos muy extendidos en Tierra Estella(Navarra). Tienen forma de perro de caza, y emiten sonidos simlares a los grillos. Por eso, si algún día te ves obligado a pasar la noche en esta zona, cierra las tuberías de tu casa con el primer atisbo de grillo.
Un día, en fiestas de Mañeru, una pequeña localidad cercana a Puente la Reina, una niña desapareció cuando todo el pueblo estaba en la verbena. Tras días de búsqueda, un anciano del lugar encontró al cuerpo de la chiquilla sin vida en unas cuevas cercanas a Mañeru. Su delicado rostro tenía unas extrañas marcas en la nariz y en las orejas.
-Han vuelto las musarañas; no hay duda de que han sido ellas-pensó el anciano, y corrió hacia el pueblo para dar cuenta del suceso.
Una vez reunidos todos los habitantes de pueblo, se repartieron los cazamusarañas y partieron a las viejas cuevas de Moria. Los cazamusarañas son unos artilugios diabólicos que emiten un sonido que revienta a estos seres. Estas armas llevaban decenios guardados en la ermita de Mañeru, esperando a que volvieran las malditas musarañas para descargar su potencia contra ellas.
De este modo, todo Mañeru, desde los más viejos hasta las pequeñas criaturas, entró en Moria. De súbito, un enjambre de musarañas se echó encima de los humanos, devorando a la mitad del ejercito de Mañeru. Pero Aitor, hijo de Isidro, reaccionó, y con su matamusarañas, aniquiló a todas ellas, jurando que jamás volvería ninguna musaraña a aparecer por Mañeru.