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Capítulo 3º- Reconstrucción de los hechos

Capítulo 3º- Reconstrucción de los hechos Victor José se alegró de no haber olvidado las llaves de su coche en casa. Las había encontrado tiradas en el suelo, cerca de la puerta de entrada de su apartamento. En ellas vio escrita la palabra Ford, pero ni siquiera recordaba poseer un coche.

-En fin -se dijo-, a ver qué coche tengo...
Paró un taxi en mitad de la calle. El taxista, sin siquiera mirarle, le preguntó con desgana:
-¿A dónde vamos?
-A la calle Primo de Rivera. Busco el establecimiento Afrodita.

Al oir eso, el taxista levantó la mirada hacia el retrovisor y encontró la triste y pobre mirada de Victor José, pero prefirió fijarse en su labio partido, su desaliñe y su apariencia de haber resucitado recientemente.
-Si es que siempre me tocan los más raros -masculló el taxista mientras volteaba con la lengua el palillo que llevaba en el lateral de su boca.

-¿Conoce ese local? -se interesó Victor José.
-Sé donde está.

Victor José se percató de que el taxista no estaba de buen humor y decidió dedicarse a ver pasar el mundo a través de la ventanilla. Apoyó su cabeza en el cristal y en el respaldo. Le relajaba notar el rebote de su cabeza contra el cristal. Aquella película a cámara rápida contribuía al estado de relajación que le embriagaba.
Victor José se despertó sobresaltado por un gruñido.

-¡Son doce euros! -le gritó el taxista.

Le costó reconocer aquel rostro embrutecido. Se incorporó mientras miraba a través de la ventanilla tratando de reconocer aquella localización. Sacó su cartera y pagó al taxista.

Las luces de neón con las que estaba escrita la palabra "Afrodita" le revelaron la naturaleza de aquel local. Miró al otro lado de la calle y vio varios coches apracados. Sacó la llave del suyo y apretó el botón de apertura. "Bip, bip". Unos destellos fugaces de los intermitentes acompañaron el doble pitido que delataba cuál era su coche.
"Bip". Victor José cerró nuevamente el coche y se dirigió decididamente a averiguar qué le había pasado.

En cuanto cruzó la puerta el día se convirtió en noche. La oscuridad era tal que sus ojos tardaron varios segundos en acostumbrarse a tan baja iluminación. Pudo ver claramente una barra (pues ahí la iluminación estaba un poco más alta) y, tras ella, un corpulento camarero. Se dirigió hacia él.

-Hola -el camarero respondió con un movimiento de cabeza-, deseo hablar con la chica que antes me contestó al teléfono.
Sin soltar el vaso que estaba secando con un trapo el camarero señaló hacia una señorita que se arreglaba las uñas sentada tras una mesa. Victor José se dirigió lentamente hacia allí.

-Hola -dijo.
La señorita levantó su cabeza y sonrió efusivamente mostrando el chicle que atrapaban sus dientes mientras decía un agudo "¡hola!". Aunque su sonrisa pronto se tornó en una desagradable mueca en cuanto examinó el aspecto de Victor José.
-Soy el que ha llamado antes- explicó Victor José.
-Ya lo sé -respondió la señorita-. ¿Qué te ha pasado?
-Por eso estoy aquí. Quiero saber qué hice aquí ayer.
La señorita le miró con cara de incredulidad.
-¿Me está tomando el pelo?- pensó para sí.

(CONTINUARÁ...)

1 comentario

GothicMoon -

Ya sé q ha pasado poco tiempo y estamos taN SÓLO a 1 de abril y esto lo escribiste ater pero.. falta muxcho para lo siguiente? odio estar en vilo :P