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Raquel Arevalo

XIX EL JUGUETE DEL POBRE (Charles Baudelaire)

XIX EL JUGUETE DEL POBRE   (Charles Baudelaire) (...)En una calle, detrás de la reja de un amplio jardín, donde surgía la blancura de un lindo castillo bañado por el sol, había un chico hermoso y fresco, vestido con un traje de campo lleno de coquetería.
El lujo, la despreocupación y el cotidiano espectáculo de la riqueza, pone tan lindos a estos niños que parecen hechos de distinta pasta que los hijos de la medianía o la pobreza. Cerca, sobre el pasto, había un muñeco espléndido, nuevo como su dueño, barnizado, dorado, vestido de púrpura y cubierto de plumitas y brillos. Pero el chico en vez de distraerse con su juguete preferido, observaba lo siguiente.
Del otro lado de la reja, en la calle, entre cardos y hortigas, había otro chico, sucio, raquítico, negro, hijo de paria en quien una mirada imparcial encontraría belleza -como el conocedor intuye una pintura genial bajo un barniz de carrocería- limpiándole la repugnante pátina de miseria.
A través de los barrotes simbólicos que separan ambos mundos, la calle y el castillo, el chico pobre mostraba al rico su propio juguete, que éste observaba ávido, como un objeto raro y desconocido. ¡El juguete que el pequeño zaparrastroso provocaba, agitaba y sacudía, era una rata viva! Sin duda para economizar, los padres habían sacado el juguete de la vida misma.

Los dos chicos se reían juntos, fraternalmente,con dientes de idéntica blancura.

"DE LA SIMETRIA INTERPLANETARIA" Julio Cortazar

"DE LA SIMETRIA INTERPLANETARIA" Julio Cortazar Apenas desembarcado en el planeta Faros, me llevaron los farenses a conocer el ambiente físico,fitogeográfico,zoogeográfico, político-económico y nocturno de su ciudad capital que ellos llaman 956.

Los farenses son lo que aquí denominaríamos insectos; tienen altísimas patas de araña (suponiendo una araba verde, con pelos rígidos y excrecencias brillantes de donde nace un sonido continuado, semejante al de una flauta y que,musicalmente conducido, constituye su lenguaje); de sus ojos, manera de vestirse, sistemas políticos y procederes eróticos hablaré alguna otra vez. Creo que me querían mucho; les expliqué, mediante gestos universales, mi deseo de aprender su historia y costumbres; fui acogido con innegable simpatía.

Estuve tres semanas en 956; me bastó para descubrir que los farenses eran cultos, amaban las puestas de sol y los problemas de ingenio. Me faltaba conocer su religión, para lo cual solicité datos con los pocos vocablos que poseía pronunciándolos a través de un silbato de hueso que fabriqué diestramente-. Me explicaron que profesaban el monoteísmo, que el sacerdocio no estaba aún del todo desprestigiado y que la ley moral les mandaba ser pasablemente buenos. El problema actual parecía consistir en Illi. Descubrí que Illi era un farense con pretensiones de acendrar la fe en los sistemas vasculares ("corazones" no sería morfológicamente exacto) y que estaba en camino de conseguirlo.
Me llevaron a un banquete que los distinguidos de 956 le ofrecieron a Illi. Encontré al heresiarca en lo alto de la pirámide (mesa, en Faros) comiendo y predicando. Lo escuchaban con atención, parecían adorarlo, mientras Illi hablaba y hablaba. Yo no conseguía entender sino pocas palabras. A través de ellas me formé una alta idea de Illi. Repentinamente creí estar viviendo un anacronismo, haber retrocedido a las épocas terrestres en que se gestaban las religiones definitivas. Me acordé del Rabbi Jesús. También el Rabbi Jesús hablaba, comía y hablaba, mientras los demás lo escuchaban con atención y parecían adorarlo.

Pensé: Y si éste fuera también Jesús? No es novedad la hipótesis de que bien podría el Hijo de Dios pasearse por los planetas convirtiendo a los universales. Por qué iba a dedicarse con exclusividad a la tierra? Ya no estamos en la era geocéntrica; concedámosle el derecho a cumplir su dura misión en todas partes. Illi seguía adoctrinando a los comensales. Más y más me pareció que aquel farense podía ser Jesús. "Qué tremenda tarea", pensé. "Y monótona, además. Lo que falta saber es si los seres reaccionan igualmente en todos lados. Lo crucificarían en Marte, en Júpiter, en Plutón..?"

Hombre de la Tierra, sentí nacerme una vergüenza retrospectiva. El Calvario era un estigma coterráneo, pero también una definición. Probablemente habíamos sido los únicos capaces de una villanía semejante ¡Clavar en un madero al hijo de Dios..! Los farenses, para mi completa confusión, aumentaban las muestras de su cariño; prosternados (no intentaré describir el aspecto que tenían) adoraban al maestro. De pronto, me pareció que Illi levantaba todas las patas a la vez (y las patas de un farense son diecisiete). Se crispó en el aire y cayó de golpe sobre la punta de la pirámide (la mesa). Instantáneamente quedó negro y callado; pregunté, y me dijeron que estaba muerto.Parece que le habían puesto veneno en la comida.